Los préstamos son soluciones sencillas y cómodas para problemas de dinero que no siempre tienen que ir asociado a deudas: en ocasiones, nos surge un imprevisto y no podemos esperarnos a principio de mes para solventarlo, de igual forma que existen oportunidades que no podemos dejar escapar a momentos en el que la cuenta esté más boyante.
En estos casos un préstamo puede ser la solución, pero no siempre sabemos si la cantidad que solicitamos es la que se adecua a lo que realmente necesitamos. La norma general es que siempre pidamos un poco más de lo estrictamente necesario, pero claro, a mayor cantidad, mayores intereses. Entonces, ¿cómo saber cuánto dinero debo solicitar en un préstamo?
Primer paso: conocer el producto
No todos los préstamos son iguales: existen tipos y subtipos que según la necesidad, adecuan desde la cantidad necesaria hasta el plazo de entrega / devolución.
Por norma general, encontramos dos divisiones:
- Créditos personales
- Créditos rápidos
Los créditos personales son aquellos en los que adaptamos nuestras necesidades al producto. Así, no son préstamos que se atengan a una cantidad exacta, sino que pueden ir desde los 1.000 euros hasta la cantidad que acordemos con la entidad bancaria (que podamos devolver). Es el caso común de los préstamos hipotecarios y requieren de negociación previa, estudio de viabilidad y tardan en concederse días.
Los créditos rápidos o mini créditos son aquellos que se conceden en cuestión de minutos al ser cantidades relativamente bajas, que no suelen superar los 1000 euros, aunque, las de concesión rápida (de 10 a 15 minutos) suelen ofrecer 300 euros comúnmente.
Segundo paso: asesoría e información clara sobre condiciones
Ahora que sabemos si queremos un préstamo personal o un crédito rápido, debemos asegurarnos de las condiciones. En el caso de los créditos rápidos es sencillo, ya que la página que lo conceda, en su calculadora de préstamos debe indicar con claridad desde la cantidad a percibir como los intereses por ello de forma sencilla, indicando también cuándo lo queremos devolver.
Debemos desistir de aquellas páginas que no ofrezcan esta opción, ya que son señal inequívoca de intereses muy superiores a los razonables para este tipo de producto financiero.
En el caso de los créditos, todo depende de la cantidad, de nuestra capacidad de devolución (ingresos recurrentes, edad, capacidad de ahorro, etc.) y de nuestro historial crediticio. Según tengamos mejores o peores condiciones de entrada, conseguiremos unas mejores o peores condiciones en la devolución.
Tercer paso: mediar entre intereses y tiempo de devolución
El factor que más suele determinar los intereses (pagos que realizamos tras devolución del crédito por la concesión de éste), más incluso que la cantidad, es el tiempo a devolver.
En el caso de los créditos rápidos, por ejemplo, si estamos a cinco días de terminar el mes y cobrar la siguiente nómina, puede interesarnos más pedir un poco más de cantidad y una devolución temprana (5 días), que no aumentar los intereses por postergar su devolución.
En el caso de los créditos personales lo mismo: podemos ver el ejemplo básico en las hipotecas. Cuanto más tardemos en pagarlas (30 o 40 años) más intereses. Por ello interesa mucho más una mayor cantidad y una devolución rápida que no una menor cantidad y devolución postergada.