Los grandes proyectos requieren de fuertes inyecciones de dinero que, por lo general, se consiguen a través de bancos o de inversores. Así, es común que al desear solicitar un préstamo, se encienda en tu mente una luz de advertencia que indica que eso no es posible. Pero en realidad, las finanzas han evolucionado de acuerdo a la necesidad de la sociedad, su capacidad adquisitiva o crediticia y de las opciones manejadas por las entidades financieras para recuperar los activos.
De este modo, en el mundo se ha venido desarrollando una política de microcreditos rapidos dirigidos a distintas clases de público, que se aseguran el retorno del capital de diversas maneras. Una de estas alternativas las constituyen las tarjetas de crédito, que además sirven de base para otras empresas que trabajan en el mismo sector.
Por otro lado, existen organizaciones que comenzaron a trabajar apoyándose en créditos comunitarios. Estas son cantidades entregadas, para comenzar un emprendimiento, a uno o varios individuos pertenecientes a un grupo mayor; y en función de su responsabilidad de pago, se extiende el beneficio al resto de la colectividad. Así, con el respaldo de todos se incrementa la velocidad de respuesta y también la posibilidad de acceder a montos mayores.
La estrategia de los microcréditos ha sido positiva en los lugares en los que se ha probado, por lo cual se está convirtiendo rápidamente en un fenómeno global. Y en muchos países, la gente ha empezado a tener acceso a dinero rápido por intermediación de organizaciones responsables que tienen visión social, en lugar de caer en especulaciones de carácter lucrativo por parte de los prestamistas.
Ahora no tienes que pensar que comprar el artefacto que necesitas o encarar una situación de emergencia, es imposible por falta de dinero. Aunque tampoco se debería abusar del privilegio que con el esfuerzo de muchos ha sido construido y que sirve para disfrutar de una sociedad con mayor movilidad económica.